Cambiando de dirección
Por Adela Penagos, PhD, Presidenta
Eran las 7:15 de la noche y nos moríamos de hambre. Ana y yo habíamos quedado de vernos en uno de los restaurantes del vecindario que no requiere reservaciones–algo fuera de lo común en Boston. Al llegar, nos dimos cuenta de que la esplendorosa noche de verano les había dado la misma idea a muchos otros comensales: cenar en un lugar con servicio al aire libre. La fila estaba larguísima. Entonces, nos preguntamos, “¿realmente queremos esperar o mejor cambiamos de plan y nos vamos a otro lugar?”
A las dos nos gustan mucho las tapas, así pues, decidimos caminar hacia otro de nuestros lugares favoritos, con la esperanza de que no hubiese mucha gente y afortunadamente, nos atendieron rápidamente. Ana y yo teníamos mucho de que hablar. Ella está a punto de cambiar completamente la dirección de su vida. Después de graduarse de una prestigiosa universidad es los Estados Unidos–una de las Ivy—y trabajar durante ocho años, ha decidido empezar una maestría en administración de empresas.
Los cambios son parte de la vida. Hay dos tipos de cambio: los que la vida nos manda de manera inesperada y los que elegimos al darnos cuenta de que el camino en el que estamos no es el adecuado para nosotros. Desde el punto de vista profesional, es posible que cambiemos carreras, trabajos y, algunas veces, elijamos volver a estudiar. Todo cambio, sin importar su razón, requiere cierto proceso. Hoy, voy a enfocarme en 3 de las características que he visto y experimentado durante los momentos de cambio–ten en mente que hay más—y ofreceré algunas alternativas para enfrentar esta etapa de la mejor manera posible:
1. Es emocionante:
Cualquier cambio nos brinda la oportunidad de empezar de nuevo. Ana, por ejemplo, planea estudiar en el extranjero durante uno de los semestres de su maestría ya que no tuvo la oportunidad de hacer esto durante la licenciatura. Va a estudiar en una ciudad europea donde aprenderá cómo funcionan los negocios en otro país y también mejorará su español. Al graduarse, Ana, espera colocarse en una compañía con enfoque internacional.
2. Hay incertidumbre:
No podemos predecir el futuro. Por consiguiente, cualquier cambio nos causa incertidumbre, pues no sabemos en que resultará. Durante este periodo de duda, es importante recordar la razón por la que hemos elegido este nuevo camino. Saca la lista que creaste o las preguntas que te hiciste durante el momento en que estabas discerniendo lo que ibas a hacer —hablaré en otro blog sobre el proceso de discernimiento—y confía en que tomaste la mejor decisión para tí. Recuerda todos los cambios que has sufrido hasta ahora y cómo te has adaptado a los mismos. Probablemente no todo vaya a salir bien inmediatamente después de cambiar de camino. Es bueno recordar que cualquier cambio lleva tiempo y la paciencia es la mejor receta. Diviértete al descubrir cosas nuevas en esta época de tu vida. Ana está viendo esta oportunidad como el momento ideal para conocer a gente nueva, disfrutar de una nueva ciudad, aprender mucho del mundo de negocios y de sí misma.
3. Hay miedo:
Todos tememos habernos equivocado al tomar una nueva decisión en nuestras vidas. Sin embargo, en mi experiencia, lo mejor que podemos hacer es mirar hacia adelante y no voltear hacia atrás y pensar en cómo eran las cosas anteriormente. Si bien Ana tiene miedo de que sus oportunidades de trabajo serán limitadas y tendrá que vivir en Boston con sus padres—para evitar endeudarse más al pagar por su propia educación—y no podrá estar en Nueva York, donde ella quiere vivir, comprende que esto le permitirá viajar por más lugares en Europa, cuando estudie allí, pues tendrá más dinero para hacerlo y el estudiar en otro país eventualmente le abrirá nuevas puertas.
Cabe tener en mente que al principio de cualquier cambio, por muy emocionante que éste sea, vamos a titubear un poco. No obstante, hay algunas cosas que nos pueden ayudar a que el proceso sea más sencillo:
El tener un grupo de personas que te apoyen:
Es importante que tengas un amigo, una amiga, o un grupo de amigos con los que puedas contar sin importar las circunstancias y quienes te recuerden, con cariño, porqué decidiste cambiar de dirección en tu vida. Estas personas deben ser positivas y deben estar dispuestas a alentarte en tu camino al éxito. Cuando yo decidí abrir mi propio negocio, una de mis amigas me dijo, “esto es muy emocionante, pero me aterroriza lo que estás haciendo”. Afortunadamente, cuando escuché su comentario no estaba en una etapa de duda, de haberlo estado me hubiera hecho pedazos este comentario y me hubiese hecho cuestionar mi decisión. Esta persona, no es parte de mi grupo de apoyo. Es primordial elegir con cautela a las personas que van a apoyarnos.
El tener esperanza:
El empezar de nuevo nos da nuevas esperanzas y nos permite tener nuevos sueños. Hay que tomar tiempo para saborear cada una de las nuevas etapas de nuestra nueva jornada, para descubrir cosas nuevas, para crear relaciones nuevas y para aprender tanto como podamos de la vida y de nosotros mismos.
El cambiar es algo positivo y con el paso del tiempo, estaremos muy agradecidos de haber decidido cambiar de dirección, recuerda que “el que no arriesga, no gana”.