Por Adela Penagos, PhD, Presidenta
Una de mis fiestas favoritas en Boston es la celebración del día de la independencia estadounidense: el 4 de julio. Los cohetes se oyen por todos lados, los colores resplandecientes de los fuegos artificiales se ven a larga distancia y se reflejan en las aguas del río Carlos, a las orillas del cual se lleva a cabo la celebración más grande de la ciudad.
Esta celebración nos permite, tanto a los bostonianos como a los turistas, enaltecer los valores de independencia y libertad sobre los cuales se cimienta el país. Además de pasarla bien en compañía de nuestros amigos y escuchar el concierto de la sinfónica, conocida como “Boston Pops", disfrutamos de barbacoas y el clima caluroso típico del mes de julio. Este año, al igual que otros, yo tenía planeado ir a la fiesta. Sin embargo, debido a la tormenta tropical pronosticada para el 4 en la región, la celebración se llevó a cabo el 3. Afortunadamente, Boston tiene un excelente comité de planificación. Por consiguiente, pudimos disfrutar del deslumbrante espectáculo un día antes de lo previsto. Dicho espectáculo terminó unos minutos antes de que todos estuvieran completamente empapados debido al torrencial, yo tuve la suerte volver a mi casa antes del mismo tan seca como cuando había salido.
El éxito de esta celebración, incluso el 3 de julio, es análogo al éxito que he presenciado cuando muchos de los estudiantes con los que he trabajado pueden lograr sus metas al planear lo que quieren con tiempo. Si bien el futuro es algo impredecible y no considero adecuado el tratar de controlar cada aspecto de nuestra vida, el planear lo que sí está a nuestro alcance nos obliga a pensar en nuestros objetivos, a convertirnos en personas más organizadas y sobretodo reduce nuestro nivel de ansiedad.
Una de las estudiantes con las que trabajé en el pasado, a quien llamaré María, era todo un as en lo referente a planear las cosas con tiempo. Esto no quiere decir que todo le salió exactamente como ella hubiera querido, pero María siempre estaba preparada con tres posibles planes: plan A, plan B y plan C. Tenía estos tres planes al diseñar su horario de clases y solicitar becas, admisión a programas en el extranjero o de posgrado e innumerables oportunidades tanto académicas como de servicio social y trabajo. Todos la planificación de María incluían cosas que ella verdaderamente deseaba hacer. Así pues, ella logró sus metas de una u otra manera, a pesar de sufrir algunos altibajos durante el camino. Estos eran sus 5 secretos:
1. Anotar en un calendario todo tipo de compromiso:
Desde la primera vez que nos vimos, María se caracterizaba por tener consigo un calendario electrónico para anotar todas sus citas en su computadora. Al ver su impecable organización, le eché un vistazo a su laptop y me percaté de que tenía todo catalogado en distintos colores. Además, todos los días dejaba tiempo libre para pasarlo con sus amigos y seres queridos. El hecho de que María supiera cómo pasaba su tiempo le permitía incorporar fechas claves para solicitar admisión a universidades, diversas becas y admisión a otros programas en su valioso calendario. Asimismo, podía anotar cuándo tenía que volver a ponerse en contacto con diversos individuos para asegurarse de que sus cartas de recomendación habían sido subidas a ciertas páginas de la red o mandadas por correo, si ese era el requisito, o que los documentos que servirían para apoyar sus solicitudes habían sido enviados. De la misma manera, ponía las fechas que acordábamos para hacer revisiones y para entregar todo con anticipación y evitar que en el último momento, los problemas cibernéticos le impidieran alcanzar sus objetivos.
2. Estar al tanto de todas las alternativas posibles:
María investigaba bien todas las oportunidades que estaban a su alcance porque nunca quería que se le fuese de las manos la oportunidad de sus sueños por no haberse enterado de la misma. Como resultado de su minuciosa investigación, siempre pudo evaluar cómo una oportunidad determinada encajaba con sus propios intereses y habilidades. De este modo, al escribir sus ensayos de admisión, ensayos para expresar interés por ciertos programas o becas, demostraba profundo conocimiento de los mismos y cómo iba a hacer que el programa o ambiente universitario fueran mejores. Esto la hacía una candidata más apta para un mayor número de oportunidades.
3. Escuchar el consejo de los expertos:
María comprendía perfectamente que sus maestros, consejeros académicos y ciertos compañeros que iban más adelantados que ella tenían más experiencia en muchas cosas. Así pues, tomaba el tiempo necesario para reunirse con ellos y pedirles su opinión sobre las oportunidades que deseaba explorar. Desde su perspectiva, debido a su relación con estos individuos y a la confianza que se tenían, estas personas la entendían y buscaban lo mejor para ella. Por este motivo, María tomaba en cuenta su opinión al discernir su futuro. Sin embargo, al final escuchaba a su voz interior. Según María:
"Para poder reflexionar realmente sobre el mejor camino a seguir, siempre analizaba lo que habían compartido conmigo mis consejeros e incorporaba o desechaba las opciones de mi futuro según como éstas fueran representando los valores importantes para mí. He continuado con esta práctica muchos años después de titularme. Solamente después de una profunda reflexión personal podía saber el camino que era mejor para mí”.
4. Darle un seguimiento a todo lo que uno se propone:
María no solamente se aseguraba de cumplir con todos sus planes en su calendario para lograr sus objetivos, también se cercioraba de darles las gracias a todos los que la apoyaban en sus planes y los mantenía al tanto de las decisiones que tomaba sobre su futuro. Por consiguiente, sus relaciones con estas personas han seguido creciendo.
5. Ser flexible:
Cuando a María no le salían las cosas tal y como las había planeado, siempre mostraba flexibilidad, se concentraba en una de las alternativas que había diseñado –el plan B o el plan C— o simplemente confiaba en que la vida la llevaría al lugar al que debía llegar y empezaba un nuevo plan. Esto le permitía mantener una actitud positiva y reducía su nivel de ansiedad. Debido a que María estaba consciente de que había hecho todo lo posible para alcanzar sus metas, podía reconocer que el resultado final no dependía de ella y mientras tuviese salud y vida otras opciones se le presentarían.
La mayoría de nosotros sabemos que hay cosas en la vida que podemos planear como el solicitar admisión a una universidad, el pagar nuestra colegiatura, el conseguir un trabajo o la preparación para una entrevista. Al mismo tiempo, hay otras cosas para las que nunca estamos preparados: como el perder a un ser querido. Si planeamos lo que podemos planear, podremos enfrentar los resultados de nuestros planes, incluso cuando llega el torrencial y tenemos que ajustarnos a los nuevos pronósticos del tiempo.